martes, 28 de diciembre de 2010

"UN MUNDO A VIVIR"

Martes, 28 de diciembre, 2010 - AÑO 11 - Nro.3849
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"Un mundo a vivir"

Por Eduardo Sanguinetti - Filósofo

Donde hay representación hay dictadura del simulacro político. La
lucha contra la representación en espacio político y de las
instituciones que lo conforman, debería ser la orden del día, para no
perpetuar la farsa de una Democracia simulada.

El pensamiento que debe sentar reales hoy en este tercer milenio, como
un nuevo ideal de vida en Libertad y Verdad, no confía en la
representación política, pues considera la cesión del poder como una
invitación al abuso. En este sentido, no sólo el poder estatal o el
económico merecen desconfianza, sino todas las formas de poder
ejercidas por un grupo sobre otro deberían ser de inmediato
sustituidas por un grupo colegiado que ejerza en representación la
administración del Estado, al menos mientras se conforma el modo más
afín, con el que las comunidades autorreplicantes y autónomas puedan
crear un mundo a vivir, sin abusos, sin exclusiones, sin
discriminaciones y sobre todo en seguridad de transitar en "alegría" y
"plenitud" lo que se denomina vida.

Estamos dotados naturalmente de la capacidad para dar lugar a este
mundo, donde todos seamos partícipes y dueños de nuestros destinos,
sin Imperios en putrefacción, ni medios de comunicación que fabriquen
realidades obstinadas en mostrar violencia y malos augurios, ni
funcionarios corruptos en detrimento de una humanidad hambreada y ya
sin sentido vital, que haga de sus existencias algo digno de ser
vivido.

Ante nuestra capacidad natural, de llegar a ser dueños de nosotros
mismos, cuestiono el sometimiento de los individuos a ideologías
escleróticas y funestas, enquistadas en nuestros pueblos, que en
estado de descomposición en lo que directamente actúa sobre el bien
común, siempre tienden a eliminar la

capacidad de reflexión en situaciones irreductiblemente concretas y
con soluciones inmediatas, que el poder tiende a elongar en
burocracias cancerígenas. Si se quiere que los individuos estén en
condiciones de actuar autónomamente, es necesario permitirles
considerar las situaciones en las que se encuentran en su
especificidad y materialidad, y no impulsarles a someterse a una
fórmula abstracta que se impone a las situaciones desde una situación
inasible, como la delimitada por las ideologías que responden a otros
tiempos y espacios. Es aquí donde se encuentra el a priori de un nuevo
ideal de comunidad: la fe en el individuo.

Afirmo que sin una confianza en el individuo, no tiene absolutamente
ningún sentido hablar de autonomía y de libre albedrío. El nuevo ideal
de comunidad se funda sobre el concepto de que el individuo posee una
reserva que es irreductible a los ordenamientos sociales del poder
tradicional.

Pero si no se tiene confianza en una reserva en el ámbito del sujeto,
que constituye la fuente del cambio, ¿como devendrá el cambio?
Ciertamente no en un agente externo (ideología) que rotundamente
rechazo. La renuncia al individuo o al sujeto autónomo como lugar de
resistencia y su sustitución por "otro algo" constituye el paso
decisivo de un concepto de resistencia radicado en el siglo XIX a
concepciones adecuadas a un presente muy definido.

Sin embargo, no es en favor del caos por lo que el que rechazo de
plano las ideologías. Es preciso y sobran argumentos concretos para
llevar a cabo un análisis preciso de la explotación y opresión. La
opresión debe ser analizada y combatida sobre muchos registros y en
los muchos nexos en los cuales se descubre.

Mi ideal no busca definir un sujeto oprimido al cual liberar y se
dirige en cambio a favorecer las luchas de los diversos grupos
ofreciendo análisis, estrategias, así como críticas políticas y
teóricas de las diferentes opresiones y desviaciones que malversan el
accionar político. En mi rol de intelectual puedo aportar algunos
instrumentos de análisis y dejar la decisión de cómo liberarse a los
explotados y engañados por este sistema simulador y corrupto al que le
ha llegado la hora de jubilarse.

Buscar una teoría general, fuera de todo conflicto específico, es
comprometerse de nuevo con el proyecto de construir los fundamentos
ideológicos de un proyecto de representación. Más allá del punto de
los valores locales que permitan resistir a lo largo de toda una serie
de registros distintos, no hay más teoría, sino sólo lucha.

El vivir y transitar este tiempo ha devenido en mí, en producir un
cuerpo teórico, que pongo en acto hoy a modo de entrega en un nuevo
año que se inicia, clave en el acontecer del tiempo a vivir. He visto
demasiada representación política y demasiada poca autodeterminación,
para que decida legitimar lo que siempre manifesté en cuanto a un
"mundo a vivir". Lo que busco es una comunidad ­o mejor, una serie de
comunidades en la cual a las personas no se les diga quiénes son, qué
quieren y cómo vivirán; estando ellas en condiciones de decidir estas
cosas por sí mismas.

Estas comunidades constituyen un ideal y, cómo no reconocer, un ideal
probablemente posible, si la dignidad y el dominio de cada uno sobre
cada uno lo dan como un camino a transitar. Pero es en los tipos de
análisis y en las luchas que tal ideal promueve, tendientes a abrir
espacios concretos de libertad en el campo social y político, donde
reside el valor de un nuevo ideal post-contemporáneo acorde a las
necesidades del presente, que deben ser tratadas con las urgencias de
un recién nacido, como este año 2011 que ya comenzó a andar.

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