lunes, 23 de mayo de 2011

¿LAS ARMAS Y PIELES INCAUTADAS A CAZADORES FURTIVOS VUELVEN AL MERCADO NEGRO POR NEGLIGENCIA DE LAS AUTORIDADES DE APLICACIÓN?

¿LAS ARMAS Y PIELES INCAUTADAS A CAZADORES FURTIVOS VUELVEN AL MERCADO NEGRO POR NEGLIGENCIA DE LAS AUTORIDADES DE APLICACIÓN?



Por Carlos Estrada *



El 20 de mayo pasado trascendió que el día 16 habrían robado 5O armas depositadas en subsuelo de un edificio perteneciente al ministerio de Asuntos Agrarios en la localidad de Ensenada (cercana a La Plata), provincia de Buenos Aires. Aparentemente las escopetas y pistolones procedían de incautaciones a cazadores furtivos y estaban a la espera que los infractores aportaran la documentación correspondiente o serían “destruídos” (?).



El hecho se suma a importantes y reiterados robos impunes de armamento y municiones en dependencias militares, policiales y juzgados penales, y suena a burla, como si todo se “guardara” en cajas de cartón en la vereda de los edificios públicos ¿Tan fácil es ingresar a los depósitos oficiales y robar grandes cantidades de armas y municiones? ¿no dejan personal policial de vigilancia las 24 horas del día? ¿no existe control mediante cámaras filmadoras y alarmas de tecnología avanzada? ¿las fuerzas de seguridad no patrullan las calles en prevención de delitos? ¿seguirá en aumento la anarquía?



Si en el ministerio de Asuntos Agrarios se guardan armas secuestradas a delincuentes que atentan contra la Naturaleza , es posible que en ese lugar u otro parecido haya almacenamiento de valiosas pieles de especies silvestres protegidas por ley ¿o los cazadores que descubren espaciadamente sólo trasladan liebres y patos? ¿Se oculta a la opinión pública “desapariciones” de cueros y pieles de fauna autóctona y exótica? ¿los secretos “quedarán en familia” considerados detalles “menores”? Es más, ¿qué “resortes legales” demoran la incineración de pieles de la caza furtiva y contrabando como marcarían disposiciones vigentes y normas internacionales?



Es un añejo misterio el destino de toneladas de pieles, drogas y armas que no se destruyen, salvo pequeñas y aisladas cantidades, pero nunca la masa importante, entonces podemos suponer que, además de lo mencionado, muchas cosas más “recuperadas” en procedimientos y valuadas en millones de dólares, volverían al mercado negro por “descuidos”, “olvidos” y posibles negligencias de las autoridades de aplicación (no generalizo).



¿Qué hacen los organismos oficiales con las trampas, cuchillos, machetes, reflectores, lazos, jaulas y elementos utilizados en los ilícitos por los cazadores de animales? Ese material también debe destruirse filmaciones y actas mediante, en presencia de testigos hábiles y certificado por escribanos confiables.



Según fuentes consultadas, las armas, pieles, etc., incautadas sirven como “evidencia”, pero estas historietas se diluyen en el tiempo y vueltas burocráticas sin soluciones efectivas y sin severas medidas correctivas (¿meterá la cola el tráfico de influencias?), siendo moneda corriente la impunidad.



Del presunto robo de las 5O armas, hubo comentarios que luego de numerosos allanamientos se recuperó un pistolón aparentemente comprado a uno de los que asaltaron el depósito del ministerio de Asuntos Agrarios, mientras en Punta Lara una niña llevó al colegio una pequeña arma sin proyectiles y los investigadores estarían averiguando si la pistola tiene relación con lo otro, de esa manera el público es entretenido y rápido olvida.



Creo que se subestima la inteligencia de los ciudadanos honestos, faltando el obsequio de “chupetines” a los que creen y aplauden los dobles discursos que hay “dura lucha” contra la caza furtiva y actos de contrabando de especies vulnerables.



Aclaro: que descubran tardíamente a los autores o recuperen parte de lo robado no mejora innumerables irregularidades de trastienda.



CARLOS ESTRADA *escritor, periodista de investigación y proteccionista independiente de fauna salvaje con documentada trayectoria pública desde 197O, numerosas certificaciones oficiales y científicas y máximos reconocimientos internacionales.



Buenos Aires, Argentina, 23 de mayo de 2011.

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