sábado, 15 de enero de 2011

Otra denuncia por la situación de la Granja La Esmeralda

Martín Berro trabajó durante 5 años en el serpentario. Además de afirmar que las condiciones de la granja no son las adecuadas para mantener animales en cautiverio, dijo que es “un gran depósito judicial de fauna silvestre, de animales que son incautados o donados por la gente”.
De la Redacción de El Litoral
area@ellitoral.com
A casi dos meses de que fuentes allegadas a la Granja La Esmeralda denunciaran la muerte de animales y el poco mantenimiento del lugar, Martín Berro, un joven de 24 años que hasta mayo de este año se desempeñó como voluntario, se sumó a las acusaciones.
“Ingresé en la Estación Zoológica Experimental en el año 2005, en el marco de una pasantía escolar. Luego, y porque mi elección universitaria tuvo que ver con los animales y además siento una gran pasión por las especies silvestres en particular, continué trabajando ad honorem hasta mayo de este año”, dijo a manera de presentación el estudiante de Ciencias Veterinarias que actualmente cursa el 3º año de la carrera. Sobre el motivo de su desvinculación, refirió que fue una decisión de las autoridades provinciales. (Ver El dato).
Aunque su área específica dentro de la granja era el serpentario, Martín Berro aseguró tener motivos para definir a la Granja La Esmeralda como “un gran depósito judicial de fauna silvestre, de animales que son incautados o donados por la gente”.
“La muerte de animales y el poco mantenimiento no es de ahora. Todas las gestiones que fueron pasando a lo largo de 20 años demostraron escaso interés por mantener la granja en buenas condiciones, por lo que su realidad actual no debe sorprender a nadie. Hace años que no se hacen obras de infraestructura, que no se mejoran las jaulas...”, dijo. Y agregó: “Otro problema, no menor, es la falta de personal: el que era de planta se fue jubilando y no se fue reincorporando gente. El personal que hoy tiene la granja consta de 3 bicheros y 3 veterinarios”.
Sobre la muerte de los animales, Martín Berro indicó que le constan varios casos. De todas maneras, aclaró que no es algo que escape a los mejores zoológicos ya que, por ejemplo, hay animales que no soportan el estrés que les genera ser incautados y mueren; u otros que llegan muy lastimados y corren la misma suerte.
“Cuando leí en el diario la muerte de 12 ñandúes a causa del ingreso de perros no me sorprendí. Recuerdo que hace tres años, en ese mismo corral, murieron en un lapso de 20 días alrededor de 15 venados de las pampas y por la misma razón. Ese tipo de muertes son las que se deben evitar”, señaló el joven.
La falta de jaulas para albergar a los animales que deben hacer algún tipo de rehabilitación así como el hacinamiento de especies fueron otros problemas manifestados. Con respecto al primero, consideró que si bien “los veterinarios administran todas las medicinas que corresponden, muchas veces ello carece de sentido porque el refugio donde debe estar un animal con neumonía no es el apropiado” . Sobre el segundo punto, cuestionó al Ministerio de Medioambiente de la provincia, que es quien debe autorizar la liberación de los animales. “La granja depende del Ministerio de la Producción. Me consta que varias veces se solicitó la liberación de algunos animales, para evitar el hacinamiento, y no le fue permitido”, finalizó Berro.

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