EXISTE UN LISTADO extenso de aves autóctonas protegidas con prohibiciones de ser cazadas, tenidas en cautiverio, comercializadas o transportadas.
EN ROSARIO, provincia de Santa Fe, estarían cazando impunemente frente a viviendas
LAS NORMATIVAS provinciales -según informes recibidos desde esa ciudad en septiembre pasado- desgraciadamente no serían aplicadas en esta sociedad argentina del revés, mientras la Ley nacional de Fauna no sirve para estos casos.
OFICIALMENTE se habla de prisión (?) e inhabilitación especial para EL QUE CAZARE ANIMALES DE LA FAUNA SILVESTRE CUYA CAPTURA O COMERCIALIZACIÓN ESTÉN PROHIBIDAS O VEDADAS por la autoridad de aplicación de cada jurisdicción (¿estas autoridades cumplen algún rol beneficioso a la fauna o son oficinas públicas y cargos creados para acomodar amigos políticos?). Aunque no conozco en profundidad la ley N° 4.830, las penas previstas en todo el país podrían ser parecidas a las que establece la Nación respecto al que cazare utilizando armas, ARTES O MEDIOS PROHIBIDOS, transportare, almacenare, comprare, vendiere, industrializare o de cualquier modo pusiere en el comercio piezas, productos o subproductos provenientes de la caza furtiva o de la depredación.
MÁS ALLÁ de las promocionadas multas, está el secuestro de los animales, armas, trampas y otros instrumentos utilizados para cometer la infracción, resultando difícil de rastrear el destino final que dan a cargamentos de monos, pájaros, cueros, colmillos de elefante (marfil), pieles silvestres y elementos incautados por las autoridades judiciales y direcciones de Fauna; lo digo por muchos "misterios" experimentados en Buenos Aires.
EN SANTA FE recuerdo una triste experiencia... la aparente muerte de un mono -hubo ocultamiento del cuerpo- en la Granja gubernamental " La Esmeralda ", animal que había dejado en custodia (colaboración gestionada desde la sede del Gobierno santafesino en Buenos Aires), es decir, alojado como depósito judicial proveniente de una incautación en Lomas de Zamora, hecho ocurrido hace más de una década y según noticias que aparecen publicadas con continuidad, las "fugas", robos, descuidos y muertes de especies "protegidas", seguirían ocurriendo en ese promocionado lugar oficial.
VOLVIENDO AL TEMA de Rosario, si las tramperas están colocadas en la calle, en el arbolado público, generalmente no hay problemas en hacerlas retirar por personal policial, soltar en el lugar los animales en presencia de dos testigos hábiles que firmarán un acta, concurriendo después a hacer una breve exposición en sede judicial, máxime si se comprueba que utilizan pajaritos autóctonos como "llamadores" o han caído prisioneras aves protegidas por ley, ya que si antes se pone en conocimiento a la justicia las vueltas burocráticas darán tiempo al infractor para ocultar evidencias o seguir cazando con comodidad una o dos semanas más mientras los juzgadores -cómodos en sus despachos- resuelven medidas de "investigación", incluso nunca ordenan dejar en libertad a las aves y estas terminan muriendo en jaulas cruelmente apiladas en patios de comisarías o archivadas en cualquier zoológico (colmo de la insensibilidad y burla oficial a la vida animal).
DIFERENTE ES EL CASO de ejemplares del tráfico ilícito interprovincial que están en pajarerías, porque pueden llevar mucho tiempo en cautiverio y a veces no sobreviven en una suelta sin previa revisación de un veterinario u ornitólogo. Siempre deben liberarse en zonas abiertas; es más, por una cuestión que hace al equilibrio ecológico hay que tratar de averiguar rápido las procedencias y ver si corresponde consultar autoridades de localidades vecinas en el caso de grandes cargamentos, pero haciendo los trámites con rapidez porque SE TRATA DE VIDAS y de especies en retroceso numérico. Los jueces o funcionarios de direcciones de Fauna que demoren en resolver deben ser denunciados por las entidades y grupos defensores ante los medios de prensa y en expedientes en instancias competentes superiores.
CREO QUE fue en Esperanza donde un "valiente" magistrado (espero que Dios no lo olvide) habría ordenado dejar atado y preso en una comisaría a un perrito durante más de seis años, es decir, desde el 9 de enero de 2003 quedó olvidado hasta el 8 de agosto de 2009 "porque había mordido a un hombre" (?). Tal vez para el juez era un "expediente" sin importancia, consiguiendo con esa medida arbitraria, abusiva e impune llenar de dolor a un inocente ser sin voz, ya viejo, apurando su muerte. También habría responsabilidad en los que se romperían las vestiduras en nombre de los "derechos de los animales domésticos" en esa ciudad y no concretaron nada positivo durante ese tiempo, es decir, el animal de posible nombre "Chiquito" no fue retirado de la comisaría y no hubo gente sensible que le diera digno alojamiento (¿centenares de supuestos protectores no reunieron dinero en seis años, no hubo un refugio a disposición ni pudieron contratar abogados?). FUE UN CASO ÚNICO EN EL MUNDO, los que conocían el tema tendrían que haber movilizado a millares de protectores de todo el país y a la prensa internacional, ahora no sirven los argumentos y los dobles discursos. El perro murió luego de varios años detenido, pena que no le aplican seguramente a violadores que secuestran mujeres (analizar inseguridad reinante, crecimiento de delitos violentos e impunidad por aparente vacío legal).
LOS PROTECCIONISTAS pueden movilizarse en grupos, fotografiar o filmar los hechos y retirar las tramperas -ilegales todas- soltando a las aves frente a medios de prensa, sin dilatar las cosas, aunque actualmente hay tantas absurdas “garantías” para delincuentes y traficantes de drogas, que no sería raro que los perseguidos sean los defensores de los pájaros, sin accionarse legalmente contra los cazadores. En las grandes capitales es moneda corriente la filtración de información, abusos de autoridad, retardos de justicia e incumplimientos de los deberes de funcionarios públicos; en definitiva, los pájaros que en teoría están “protegidos” por los gobiernos parece que pueden ser cazados cómodamente por individuos inescrupulosos en este sistema de tolerada anarquía.
CON LIGEREZA alguien puede decir ¡ tanto lío por un pajarito…! y no es así, son miles los pajaritos atrapados en diferentes barrios con árboles en Rosario y otras ciudades, es decir, despreciables ciudadanos cazan diariamente con tramperitas y así todo el año, tal vez para amontonarlos en jaulas gigantes (viviendas que deberían ser allanadas por la justicia) o ser vendidos a inescrupulosos reducidores que operan en ferias públicas y locales comerciales de diferentes ciudades, a la vista de la policía y autoridades de aplicación.
NO HAY que olvidar que la mayoría de estas aves no soporta el cautiverio y mueren rápido, lo que pone en peligro la supervivencia de especies, sumado a extinciones por tala de árboles y contaminación sonora y atmosférica. Reitero, los actos delictivos crecen en zonas donde hay vista gorda e inacción oficial.
INEVITABLES CAMINOS legales: recurrir a la comisaría de jurisdicción para efectuar la denuncia (donde los tendrán esperando horas y mirarán como a extraterrestres), solicitar la intervención de las autoridades municipales (que sólo recaudarían dinerillos y nada solucionan en algunas ciudades), recurrir a la Justicia , dispuestos a pasar meses haciendo trámites, pagando abogados, concurriendo a declarar, aportar testigos, pruebas, etc., mientras los infractores, cazadores, comerciantes del mercado negro y dueños de circos siguen impunes y nunca son condenados por sus delitos, en su defecto ir directamente a plantear el problema a las direcciones de Fauna (autoridades oficiales que nunca pude saber qué misión cumplen, salvo participar en espaciados operativos a modo de cortinitas legales). Conste: no generalizo, habría excepciones y está expresado con el debido respeto sin pretender ofender investiduras ni finas sensibilidades. Debe tenerse presente que defiendo las vulneradas leyes vigentes y la vida animal.
CARLOS ESTRADA (periodista de investigación -resonantes casos de corrupción- y proteccionista independiente de fauna salvaje con documentada trayectoria pública desde 1970, certificaciones oficiales y científicas y máximos reconocimientos internacionales por rescates de reiterados millares de especies del mercado negro -caza furtiva y contrabando- por varios centenares de millones de dólares).
Buenos Aires, Argentina, noviembre de 2010.
Nota: me emocionó enterarme de la recuperación de 65 pájaros de la caza furtiva. Quiera Dios que esas aves sobrevivan y no vuelvan a caer en manos de cobardes despreciables.
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